Puede
parecer de locos si digo que todo en nuestra vida es cuestión de VIBRACIÓN, de
ponernos en perfecta sintonía con nuestro Ser y conseguir así una reconexión
entre nuestro Cuerpo-Mente-Espíritu. No obstante, a lo largo de esta
maravillosa exposición uno puede demostrar, más que de sobra, su perfecta
cordura y que no podría ser de otra forma cómo uno mismo puede hallar ese lugar
en su interior en el que se fraguan todos los milagros que suceden a diario.
Y es que al
igual que la mente es capaz de estar conectada al cuerpo para controlarlo,
guiarlo, conseguir su supervivencia y hacer que se exprese y reaccione según
los factores externos que capta e interpreta a través de los sentidos, también
el Espíritu se encuentra en conexión con el cuerpo, haciéndolo igualmente a
través de la VIBRACIÓN. Pero es precisamente esa conexión la que casi todos
hemos perdido y olvidado hoy en día; es exactamente esa la que nos interesa
recuperar y tener muy presente en nuestras vidas. Es así que el ser humano
permanecerá incompleto mientras no consiga restablecer ese vínculo, y resulta
ser este el papel que nos toca desempeñar a todos ahora, justo en estos tiempos
en que tanta agonía y sufrimiento se está manifestando en las vidas de la
gente; precisamente ahora, que tanto estrés y agitación hemos añadido
innecesariamente a nuestra existencia, en este tiempo en que tanto se busca
evadirse de las preocupaciones e intentar ser feliz a toda costa, pero que
parece no conseguirse. ¡Oíd bien!, pues sólo basta con el propio reconocimiento
de esta idea y un acto de voluntad para darle un giro a los acontecimientos y
solventar el grave problema que durante tanto tiempo viene afligiendo al
hombre.
Hemos de
ser conscientes que quien busca su perfección y su crecimiento como persona en
este mundo, ha de tener claro cuál es el mecanismo correcto a utilizar, cómo
llevarlo a cabo y dónde hallar su guía. El Espíritu siempre ha estado, está y
permanecerá continuamente en comunicación con nosotros, pero somos nosotros los
que, como ya decía, permanecemos ignorantes a su llamada sin poder escucharle y
vivir en su presencia. Debemos "SINTONIZAR nuestra radio interior".
Es más, te diré que toda
manifestación dependerá de la sintonización que consigas realizar en base a lo
que sientas.
"¿Y
cuáles son las vibraciones exactas que nos hacen sintonizar con el
Espíritu?" - te preguntarás. Pues te diré claramente que las vibraciones
positivas, las que vienen motivadas por pensamientos positivos y por
sentimientos puramente constructivos, siendo el amor la más intensa de esas
vibraciones, la más duradera y positiva que existe. Es a través del amor que el
mundo evoluciona, crece, se expresa, vive... Cuando poseemos y sentimos este
amor, esa "radio interior" se pone en marcha con una energía
imparable y perdurable, capaz de sintonizarnos con la fuente de toda la
creación; y todo lo que anhelamos manifestar en nuestras vidas podemos darlo por
sentado y cumplido, pues se hará visible incluso de forma inmediata, si tan
intensa y firme es nuestra proposición.
LA ARMONÍA
CON TODO LO QUE NOS RODEA
ES LA VERDADERA CLAVE.
Se trata de
poner en concordancia, ajuste o conexión nuestros pensamientos y sentimientos
en relación a aquello que deseamos manifestar.
¿Por qué
entonces hay tanta gente que todavía no restablece su conexión y sintoniza de
nuevo con la armonía y la paz que le son ofrecidas, evitando así toda situación
indeseable de frustración e infelicidad en su vida? Pues sencillamente porque
no aceptan esta verdad, se resisten a creer que todo esto sea cierto. Asimismo,
tampoco asumen que lo que realmente provoca esa desconexión y ese
distanciamiento entre Cuerpo-Mente-Espíritu es el nerviosismo, el estrés, la
preocupación, el temor. Cuando emitimos un pensamiento negativo, éste
interfiere rotundamente en el ritmo que nos conecta al Universo. Digamos que
altera esa sincronización que es necesaria entre ambas partes para conseguir la
perfecta unidad. Al mostrar preocupación, mentalmente pensamos en el
advenimiento de numerosos problemas y situaciones indeseadas que nos podrían
ocurrir; al igual, sintiendo nerviosismo lo único que conseguimos es un
distanciamiento aún mayor de aquello que realmente deseamos. Será como
emprender una carrera de sacos posicionándonos de espaldas y cuesta abajo, en
la que lo único que conseguiremos será ir lentos, no visualizar nunca la meta y
terminar por tropezar y caer.
¿Y Tú?
¿Deseas lograr tu RECONEXIÓN?
"BUSCABAS EN LUGAR EQUIVOCADO"
José María Zaragoza Hernández
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